Skip to main content


Otro año más.
Otro año descubriendo las cosas que mueven la vida en África.
Necesidades, necesidad de seguir subsistiendo en esta tierra que a la vez que humilde, es acogedora por naturaleza. Esta gente maravillosa que tanto nos ofrece.
 

 
Cuando llegamos, esa mirada de pequeños y mayores me cautivó, parece que nos estuvieran pidiendo una ayuda, nosotros, equivocados o no, intentamos aportar nuestro granito de arena en este gran desierto que puede parecer insignificante pero creo que, por pequeño que sea lo que hagamos, pequeños gestos mueven grandes montañas.
Este año nos hemos centrado en pasar consultas médicas por diferentes “tabancas” (aldeas), en el grupo llevábamos a una médico.
Te encuentras de todo, desde los típicos dolores por el sobre esfuerzo que ellas realizan en su vida cotidiana, hasta las enfermedades más inverosímiles que te revuelven el estómago. Enfermedades que en un país mínimamente civilizado no tendrían mayor problema, pero aquí, todo se complica. Creo que si pudiera llevármelos a mi país a operarlos de sus dolencias, no lo dudaría ni un segundo, ¡pero no!, no está a mi alcance, y se te encoge tanto el corazón que … ¿Cómo es posible?, con lo sencillo que sería ayudar a esta maravillosa gente a estar más sanos con unos servicios mínimos, pero nos conformamos y nos refugiamos en el confort de nuestra sociedad “civilizada” que tanto detesto. Nos preocupamos por cosas tan banales, que me sonrojan, niños y mayores, sufriendo y muriendo por causas tan básicas… ¡en fin!, dan ganas de mandar todo al carajo.
Volveré sí, volveré porque me lo pide el cuerpo, en el fondo de mi corazón siempre estarán presentes. Desde que esta pequeña ONG “Miradas al Mundo”, me dio la oportunidad de conocer esta parte del planeta, cada año deseo ayudar más con mi pequeña colaboración.
Te amo África.
Te amo Guinea Bissau.
Os quiero como sois, felices a pesar de tantas y tantas dificultades.
Hasta siempre, Kasumay Kep
Ramón Hernando Bacaicoa

Compártenos