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Cuando vives en África, en uno de los países mas pobres del mundo, intentas proteger tu corazón. Imaginas como es la vida de las personas que te rodean, pero necesitas conocer la realidad poco a poco, en pequeñas dosis y si es posible no crear un gran vinculo, buscando que ese sufrimiento que viven cada día no te empape de lleno.Tu corazón no esta nunca preparado por muchos años que lleves allí, para aceptar todo lo que ellos se ven obligados a vivir. Lloras de rabia e impotencia y te preguntas cada día el porque de tanta injusticia, mientras su gobierno no se hace cargo y el país sufre las consecuencias de su abandono.
Ellos aceptan cada día su sufrimiento y sus carencias con gran dignidad. Nosotros nos enfadamos, intentamos buscar soluciones, buscamos un mínimo de comprensión y salida, no solo asistencial que no es la mas acertada…y en ese camino, nuestro corazón se rompe en pedazos.
Fátima, una madre que tiene que dejar a sus 5 hijos viviendo solos, con unas edades comprendidas entre 3 años y 11 años. Ella se ha tenido que ir al Sur del país a plantar cacahuete para poder dar de comer a sus hijos porque es viuda. Sus hijos se han quedado con poco más que medio saco de arroz para comer.
Mariama, una mujer de 65 años viuda. Vive con sus cuatro nietos. El más pequeño tiene 6 años. Su hija, la madre de los niños vive muy lejos con su marido y como no tienen trabajo todos los niños se crían con la abuela que apenas se puede mover con una lumbalgia que le produce dolor todos los días. Vive de criar cerdos y cuando no los puede vender no sabe como hacer para conseguir el arroz.
Lucinda tiene cinco hijos, su marido es pescador y ella ahúma pescado. El mes que mas ingresos tienes son 50 euros.Tiene que juntar dinero para la época que no hay pescado y pagar la escuela de todos sus hijos. Nos cuenta que solo le llega para poder comprar un poquito de arroz y cuando hay pescado lo acompaña para cocinar….

Esas son algunas de las historias de los niños que vienen a nuestra biblioteca, niños que se crían solos.Con ocho años ya saben cocinarse un plato de arroz porque sino no comen debido a que sus padres están en el campo o en otra región buscando el modo de conseguir ese arroz del que se alimentan.Ellos no tienen a su lado a nadie que les pueda dedicar un poquito de tiempo.Niños que no desayunan, que con suerte si hay escuela(la mayoría del tiempo no funciona) consiguen un plato de arroz en la cantina escolar, niños que están enfermos y sin atender, sus padres no tienen ni conocimientos, ni tiempo, ni medios.
La lucha de estas familias es para conseguir un plato de arroz cada día, al resto es imposible llegar.Esos pequeños supervivientes nos demandan nuestro cariño, sonríen cuando le damos pan con miel y moringa para desayunar, nos cuentan sus dolores para que les curemos, sus preocupaciones para que les escuchemos, demandan nuestras caricias, besos y abrazos… hemos conseguido con mucho esfuerzo que abran su corazón y formar entre todos una gran y maravillosa familia. Ellos vienen a Miradas, a su casa, allí se sienten seguros… Nos roban cada día un trocito  de nuestro corazón y  dibujan en nuestro rostro preciosas sonrisas de satisfacción cuando los vemos reír, jugar en la playa, cantar en el coche…, simplemente ejercer su derecho de ser niños.

Miradas al Mundo busca el modo de que las familias puedan conseguir unos ingresos extras con la moringa, ofreciendo diferentes trabajos, apoyando con becas el pago de la escuela, ofreciendo asistencia médica ,medicamentos gratuitos y en casos muy difíciles compramos sacos de arroz para el sustento de la familia.
En ellos descubrimos que la capacidad de sufrimiento en las personas es infinita y ellos la llevan a cuestas cada día sin perder la esperanza ni la mejor de sus sonrisas, son maestros de vida y nos enseñan a agradecer tantas y tantas cosas que nos pasan desapercibidas…, todos deberíamos pasar por aquí, es una escuela de vida.
 

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