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“ Hola a tod@s!!
Mi nombre es Miriam, y voy a intentar contar mi experiencia y sensaciones vividas en Guinea Bissau.
Hace una semana aproximadamente que regresé y sigo integrando lo vivido.
Cuando cierro los ojos, aun puedo escuchar las olas del mar mientras dormimos en nuestra habitación de voluntarios, donde para mi forma de vivir no me hacía falta nada más. Teníamos un cama, una mosquitera y un lugar para colocar la ropa. Todo decorado con sencillez pero con mucho cariño.
El día a día era muy intenso. Nos levantábamos con la luz del sol y sobre las 19:00 de la tarde ya anochecía, mas o menos sobre las 22:00 nos acostábamos, porque en mi caso, al cuerpo cada día le iba sentando mejor y mejor seguir el ritmo de la luz.

El horario de la escuela era de 9 a 12 y de 16 a 19.
Me propuse, para que mi día a día no fuese solo escuela, ir a la playa al medio día después de realizar las tareas acordadas de limpieza donde  nos alojábamos.
 
 
 
Durante mi estancia allí,he podido ver muchos sitios. Tuve la suerte y me siento muy agradecida a todas las oportunidades que he tenido de ver sitios diferentes dentro del país.
Visitamos las aldeas donde en un primer momento la ONG inició su labor, pudimos contactar con proyectos nuevos como la ONG TOSTAN, o en Senegal visitando a la compañera Mariana.
 
He podido disfrutar de sonidos de tambores y niños bailando las danzas africanas, me he rodeado de sonrisas maravillosas y miradas que te cortan la respiración, siempre me acordaré de Pascual con 6 años y esa mirada que me cautivaba.
Pese a los momentos malos que he vivido en el viaje por asuntos personales ellos me han reconfortado.
También he podido presenciar la dureza de la vida en guinea, cómo las mujeres con sus hijos a la espalda y sin ellos trabajan duramente diariamente. Ir a la playa de pescadores y presenciar la llegada del pescado para poder comprarlo y ahumarlo es para mí un regalo. Quería introducirme en lo mas profundo de la vida de ellos, no quería un viaje turístico sino vivir con ellos y vuelvo a casa super agradecida y emocionada de sentir que he compartido con ellos su día a día sin filtros.
Como soy trabajadora social también pude visitar casa por casa de los alumnos que venían a la biblioteca y ver qué necesidades tenían. Las familias no disponen de bienes materiales, las casas son muy pobres pero mi sensación es que aunque viven con muchas carencias percibo dignidad, no sentía que no cuidasen lo poco que tenían o se dejen llevar por la dejadez y la pobreza. No veía el entorno deprimente, como en otros lugares he percibido.
Otra de las maravillas que me traigo es el paisaje y las aves, me encantaba ir en el coche de Miradas y ver águilas y buitres alrededor, todo es verde y no hay edificios y eso me daba mucha sensación de libertad junto con el sol diario. Vivíamos rodeados de lagartos muy simpáticos que suben por las paredes.
Tengo millones de anécdotas pero lo mejor es que os atreváis a salir de vuestra zona de control y experimentarlo.
Quiero agradecer a Maria y a  Auxi  su gran labor. En especial  a Auxi por toda la ayuda brindada y la comprensión que me ha demostrado, para mi ha sido un apoyo fundamental en mis momentos mas bajos y al final lo que cuenta es la humanidad de las personas.

Gracias Miradassssssssssss al Mundo por darme esta oportunidad”

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