Skip to main content
Increíble, hace ya una semana que volvimos de Guinea Bissau, y mi sensación a veces es que hace mucho que volvimos y otras veces es que aun estamos allí, parece que ha pasado mucho y poco tiempo a la vez. 

Allá que nos fuimos, con la ilusión de formar parte de algo y dar todo lo que se pudiera y con la duda de saber si serás todo lo útil que quieres ser. Es un cambio tan grande que nuestra cabeza no termina de procesarlo, acepta lo conocido de nuevo pero el recuerdo de lo vivido queda imborrable y así quiero que siga siendo. Los primeros días son siempre de adaptación, aclimatarse a la temperatura, las costumbres, el no tener luz ni agua potable… al principio cuesta, pero luego se convierte en parte de tu día a día y pierde toda la  importancia. Te das cuenta que para poder conocerles y dar lo mejor de ti hay que estar dispuesto, hay que dar y no hacer juicios de valor, dejar tu vida en España aparcada y centrarte en lo que estás viviendo en esos momentos, en el aquí y el ahora, que aquí forma parte de su día a día.  

Gracias a ti María y a Miradas al Mundo que nos habéis dado la oportunidad de vivir esta experiencia, de conocer vuestro magnífico trabajo y esfuerzo realizado durante todos estos años, de abrirnos vuestros corazones. Gracias por habernos dejado participar en este proyecto tan maravilloso, de ver su día a día, de conocer su evolución, sus problemas, porque claro que tiene que haberlos, pero con el conocimiento que da la experiencia y la buena voluntad existente y el amor se acaban resolviendo. Y tal que un día como hoy… si se mira atrás, se verá todo el camino ganado y que gracias a lo ya realizado, se puede evolucionar  más rápidamente. Queda aun tanto por hacer…

Nos hemos llevado mucho más, aparte de momentos increíbles vividos, el silencio, el contacto total con la naturaleza y las personas sin interferencias, sus sonrisas, su forma de ser, su forma de encajar la vida, sus valores, el sentimiento de no tener casi nada y no necesitar más… Ese sentimiento de riqueza interior que ves en ellos y se te contagia.

Esta ha sido sin duda una experiencia que jamás olvidare, que me ha hecho sentir una gran conexión con esa gente, con esos niños, que me va a ayudar a darme más fuerza para seguir apoyando el trabajo de Miradas desde España y desde donde se necesite y que me ha hecho mirar a África con otros ojos y la vida con otra disposición del alma.

Gracias

Susana Sanz.
Compártenos