Nuestro propio nombre así lo indica, MIRADAS AL MUNDO es una ONG que no se conforma con conocer las necesidades de un único lugar, sino que pretende ver y, ayudar a crecer y transformar, cualquier otro espacio que quiera formar parte.
Esta es la mirada al mundo que me impulsó a viajar a Ecuador y Colombia de la mano de la moringa, con la finalidad de expandir los beneficios que ya hemos comprobado en Guinea Bissau.
Allí me recibieron el padre Ernesto y su hijo José, que dada la edad de su padre (70 años), es el que ahora dirige el proyecto de voluntariado en esta comunidad indígena Shuar y asentada en la Amazonía.
Me encontré con personas abiertas a cualquier tipo de aprendizaje que suponga mejorar sus vidas. ¡Su entusiasmo por aprender me contagió desde el minuto cero! Y además mi visita les recordó esa medicina extraída de plantas que los indígenas han usado durante muchos años, pero que estaban empezando a abandonar.
La idea de poder plantar un árbol medicina que les posibilite completar con vitaminas y proteínas una alimentación con una base bastante precaria fundamentada en la patata y el plátano, es decir hidratos, les despertó de nuevo ese interés por recuperar la potencia de curación que ofrece la propia tierra.
Les expliqué los beneficios de la moringa, que además de ser un perfecto complemento alimenticio (dada la falta de verduras en su alimentación debido a la escasez económica y falta de costumbre en el uso de estos alimentos), previene y cura enfermedades.
Rodeándonos de un ambiente lleno de curiosidad y mucha esperanza, nos pusimos enseguida manos a la obra, poniendo en marcha los procesos que podíamos, mientras esperábamos la llegada de las semillas desde la costa, zona autóctona de la moringa.
Mientras tanto, les compartí mis conocimientos, procedentes de la permacultura, sobre como hacer una huerta con camas para que la moringa, y todo lo que allí se plante, crezca más rápido.
Fue un proceso precioso, un trabajo mano a mano que en tres días ya dio sus frutos: ¡Todo el terreno preparado, las camas hechas y empezando a hacer los viveros de la moringa!
En unas semanas recibía las fotografías de esas plantas de moringa ya creciendo y tomando forma.Nos acercamos a otra comunidad en esta caso Quechua y allí entregamos más semillas y ya nos están enviando el resultado de esa plantación.
Ha sido una experiencia maravillosa. Un compartir lleno de vida y ganas en el que el proyecto de Miradas al Mundo ha crecido de forma exponencial, a través del conocimiento sobre la moringa.
Mucha gente la conoce porque la usan para el Covid pero no tienen conocimiento de todas sus propiedades y como cultivarla.
¡Esta primera experiencia de implementar la moringa en otro proyecto ha sido muy positiva!
Lo suficiente como para plantearnos repetir experiencia en diversos países de Sudamércia, en los que disponiendo de esta planta, no tienen información sobre como usarla, secarla y consumirla.
Tras ver como esta comunidad ya ha empezado a sensibilizar a la vecindad sobre los beneficios de esta planta y ha empezado a buscar la manera de repartir semillas y reproducir las enseñanzas recibidas a su alrededor, Miradas al Mundo solo puede plantearse continuar con esta línea de trabajo, donde lo que compartimos es el conocimiento para que las gentes con su empeño puedan mejorar la salud y la alimentación de su familia y de su comunidad.
Sentimos que este es el mejor legado que podemos dejar y pondremos todo nuestro esfuerzo y deseo en que así siga siendo.
Vuelvo inmensamente agradecida por esta gran oportunidad que nos retroalimenta a todos y todas por igual, porque el dar y el recibir son las dos caras de una misma moneda cuyo valor es incalculablemente sanador.
¡Gracias a la comunidad de SHUAR y a sus gentes. Gracias padre Ernesto. Gracias José y gracias
a todos y todas las que habéis hecho posible este intercambio de vida y bienestar!