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Ayer estuve en  Catong, y  María, una mujer fulupe con la que trabajamos la huerta de permacultura me decía: “María, solo puedo darte gracias por descubrirnos una planta tan importante para nosotros como es la moringa, se la doy todos los días a mis hijos para que no se pongan enfermos y yo también la como. Quiero aprender muchas cosas de la moringa y de cualquier planta que nos pueda ayudar a curarnos y a  no coger enfermedades. Nosotros hemos olvidado todo lo que sabían nuestros abuelos, y ahora tenemos hambre y enfermedades y no sabemos cómo solucionarlo en un país pobre que no tiene ni médicos, ni medicamentos, y nosotros  no tenemos dinero.”
Le pregunté si quería formarse, para que ella a su vez pudiera  formar  a otras mujeres y  así  crear  una cadena humana  para compartir conocimientos y me contestó: nada me  gustaría más, es  la mejor manera de ayudar a mi pueblo.                                                                                                                                                                                                                                                                  
 
“Nos has ayudado construyendo una escuela, un pozo, nos has traído una máquina de cascar arroz, pero tu mejor ayuda es traernos de nuevo la medicina de las plantas y en especial la moringa que no conocíamos y gracias a vuestra asociación la hemos plantado  y  estamos conociendo sus propiedades”
Hace tiempo que siento que nuestra labor más importante en Guinea es sensibilizar y facilitar la plantación y el uso de la moringa.
En las aldeas de la región que trabajamos, los niños y las mujeres me saludan por el camino y gritan ”María Nevedai”  ese es el nombre de la moringa en su lengua. Siento, que si el legado que dejamos con el paso de nuestro trabajo, es la prevención y cura de miles de enfermedades, con una planta denominada por sus propiedades “El árbol de la vida”,  eso jamás se perderá y les ayudará durante toda su vida.
No podemos ir a África y traernos la moringa a Europa y robar sus riquezas, que es lo que siempre hacemos y a su vez venderles nuestros errores y miserias para seguir lucrándonos.
 Miradas al Mundo trabaja por la educación y la salud. Reparte moringa en 5 escuelas y todos los niños saben lo que comen y para qué sirve, porque el conocimiento es lo único que nadie te puede robar.
Buscaremos con el tiempo, el modo de que ellos la puedan producir para la venta y puedan generar una fuente de ingresos para ellos mismos, no para empresas que solo piensan en venderlo en Europa con fin de lucro personal.
El sábado en Bissau compré unas galletas de moringa producidas en Sir Lanka ¿cómo puede ser que este mundo esté tan loco?  Guinea podría  producir con una buena gestión, producir ese y muchos más productos, sino fueran tan corruptos los gobernantes de aquí y las empresas y gobernantes de fuera, con su único afán de lucro.
No podemos luchar contra Goliat, pero nos podemos hacer fuertes en el desarrollo del pueblo solo con una planta, que con solo su uso los guineenses podrán hacer frente a muchos de sus problemas…
Realmente deciros que se me dibuja una sonrisa en la boca al escuchar “Maria Nevedai” porque es el mejor reconocimiento al trabajo que realizamos.

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