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Allí, donde no ha llegado la luz, donde no hay apenas agua potable, ni siquiera un tractor o un carro para trabajar la tierra. No hay carreteras, solo caminos llenos de agujeros, los niños no consiguen apenas escribir ni leer, las casas son de paja y barro… en esa realidad,  tan, tan diferente , con culturas que tan solo nos podemos imaginar si vemos un reportaje de National Geographic. En esos lugares internet nos permite que  podamos compartir con vosotros fotos y vídeos de aquella cultura animista que no se pierde. Pero al mismo tiempo me pregunto ¿en que mundo loco vivimos?
Los fulupes tienen maravillosas tradiciones que comparten con nosotros por considerarnos su familia, sus danzas, sus rezos, sus vestimentas…

 
El dinero lo mueve todo, todo puede ser posible o imposible, internet nos acerca todas las realidades en décimas de segundos. Vosotros podéis ver su realidad y agradecer el poder vivir sin carencias, pero ellos también pueden ver vuestra realidad y preguntarse porque ellos no son dignos de tener  derecho a nada de todas aquellas cosas que en los países desarrollados no le falta a nadie.
Con que frustración se pueden sentir los jóvenes, que solo sueñan con tener un móvil para ver lo que pasa en el resto del mundo;
¿Es la comunicación algo que destruirá culturas, familias, tradiciones?
Cuando ven esas imágenes solo piensan en conseguir irse a Europa en una patera, o emigrar a cualquier lugar porque en su país solo podrán labrar la tierra, recoger anacardo y vivir con una renta de 40 euros al mes. la que apenas les da para comer.
Todo empieza a cambiar y los jóvenes son los que más sufren ese cambio, lo que llega de fuera no les favorece nada, pero el dinero lo mueve todo y las compañías telefónicas están llenando sus bolsillos… hay antenas inmensas de telefonía móvil pero no hay un poste de luz, ni medicinas, ni agua… ni esperanza .

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