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En estas fechas que parece que toca mirar atrás, mirar lo sucedido en nuestras vidas y recordar tantos y tantos momentos que nos ha traído el año 2019,momentos de cierre y apertura.
Miro atrás, al año dejado  y veo el trabajo realizado, rehabilitación de 2 escuelas, reparto material escolar en 17 escuelas, becas de 37 niños entre escuela y universidad, sensibilización de consumo de la moringa y uso de plantas medicinales en  37 aldeas, atención médica en 8 aldeas, reparto de libros en 17 escuelas, clases de apoyo escolar para 54 niños, campamentos escolares para 75 niños, clases de alfabetización de adultos en dos aldeas, reparto de 200 lámparas solares, formación en las aulas de costura a jóvenes, construcción de 40 pozos

 
 
 
 
 
 
 
 
Ha sido un año duro de trabajo, pero de resultados espectaculares, viendo como los proyectos cada vez tienen más forma, son en cada momento más autónomos implicando a la comunidad en sus resultados y cada día llegan a más y más gente.
Detrás de esos resultados obtenidos hay momentos mágicos que quedaron grabados en tu retina.
Aquel día que en la aldea remota de Bulol les dimos a un grupo de niños que cuidaban las vacas dos barras de pan al pasar con el coche. Sus gritos de gracias, y su modo de compartir esas dos barras entre 25 niños, eso hizo que mí corazón latiera muy fuerte, “mi rostro sonreía al ver ese gesto tan generoso y al tiempo lloraba sintiendo esa congoja del que ve como el hambre llama a la puerta del que tienes a tu lado”.
 
 
Este año es un año muy difícil para las aldeas de los fulupes, apenas ha llovido y la escasez de arroz se nota. Eso se junta a que Guinea Bissau aún no tiene un gobierno funcionando, después de dos elecciones, y todo conlleva a que no se paga a los profesores y en las aldeas si quieres que tus hijos vayan a la escuela, aun no teniendo ni medios para comer tienes que buscar el modo de pagar la escuela.
Es una locura la situación a la que se enfrentan, pero aun así luchan cada día sin rendirse.
Miradas al Mundo quiere buscar recursos para poder apoyar a todas estas comunidades, buscando una salida en el mercado de sus productos con un precio más justo, comprando su producción de moringa, apoyando las escuelas y realizando becas. Nos queda un gran reto para el 2020 pero entre todos conseguiremos grandes logros.
 
 

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