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Llevamos mucho tiempo dándole vueltas a la necesidad de poner en marcha algún proyecto relacionado con la salud, en un país dónde la sanidad no es gratuita y la gran mayoría de la población no tiene acceso a ella. Pero éramos conscientes de que, por el momento, no disponemos de la infraestructura necesaria ni de los recursos suficientes para hacer frente a lo que, con toda seguridad, nos íbamos a encontrar.
Ya que “casualmente” en este viaje nos acompañaban dos doctoras, disponíamos de material sanitario, medicamentos y ganas de ayudar a las personas de las aldeas de la zona de Varela, donde trabajamos… Decidimos que era el momento de probar a abrir la temida Caja de Pandora
Comienza el día muy temprano y ya esperan muchas personas ante la puerta. Cientos de ellas esperarán durante horas y horas a que les toque el turno para ser atendidos, pero llega la noche y no hemos podido atender a todas las que han venido. Se irán y regresarán al día siguiente. Y volverán a esperar horas y horas bajo el sol o la lluvia, muchos habrán recorrido de nuevo más de veinte kilómetros andando para que les ayuden las doctoras blancas.Todas las que se acercan a nuestro puesto de salud, tienen la firme esperanza, de que con alguna medicina, seremos capaces de quitarle el fuerte dolor que sienten y curar sus enfermedades
.
Hemos comenzado a utilizar y fomentar también la medicina natural , pero este tipo de medicina es más lenta y en algunos casos no consiguen curar o quitar el dolor en enfermedades más serias. Estamos haciendo desde hace varios años sensibilización para que usen y consuman la moringa. Esta potente planta medicinal les puede ayudar a evitar o mejorar algunas patologías, si la toman o la utilizan a lo largo del tiempo. Pero aunque poco a poco estamos consiguiendo que la usen, lo cierto es que ellos siguen esperando que pongamos en su mano una pastilla que les quite con más rapidez su dolencia.
Nos encontramos muchos casos de diabetes, úlceras de estómago, hipertensión, artritis, inflamaciones musculares, infecciones, parásitos, quemaduras, heridas infectadas, otitis, problemas dentales tremendos, contracturas y dolores de cuerpo muy fuertes debidos a una nutrición insuficiente y a un trabajo muy duro en el campo. Mientras trabajamos, nos siguen asaltando muchas dudas sobre lo adecuado que es dar un antibiótico, un paracetamol o un ibuprofeno para mitigar algunos dolores, porque cuando no estemos, ellos no podrán conseguir esta medicación y esos dolores, en la mayoría de los casos,volverán a aparecer con la misma fuerza. Lo nuestro, quizás se podría resumir en “poner parches” cuando hay hemorragia, pero cuando tenemos delante a una persona que tiene mucho dolor, la opción de poder aliviar un poco su sufrimiento disipa momentáneamente todas nuestras dudas
Uno de los momentos más duros con los que nos hemos encontrado, han sido atender a los niños con desnutrición. Es el fantasma que nos persigue en cada viaje y que a veces quizás no veíamos o la impotencia no nos permitía ver. En este viaje, esa caja de Pandora, nos ha acercado muchos más casos de los que, hasta entonces, habíamos podido detectar. Cada día nos encontrábamos entre cinco y diez casos de niños con desnutrición. De nuestras cabezas comienzan a brotar ideas y más ideas para poder atender y evitar estos casos. La solución eficaz sería tener un pequeño centro médico hospitalario para niños, y poder ingresar a los que precisen tratamiento y el control necesario durante al menos un mes tanto. Porque aquí las distancias son largas, no pueden ir y volver cada día. Los padres también deben que atender al resto de hermanos y trabajar cada día en el campo.
Otros casos que nos han dejado muy conmocionados han sido los abusos sexuales a los niños ¿Cómo atendemos algo tan tremendo? Ha sido una situación durísima para todo el equipo de Miradas que estábamos allí.Este tema tan difícil de abarcar, nos dejó muy preocupados. Nos planteamos realizar en breve un proyecto de sensibilización en ls escuelas y en las aldeas, para concienciar y evitar en lo posible que esto siga ocurriendo.
Todas estas experiencias, nos ha hecho reflexionar firmemente en la posibilidad de abrir, en un futuro próximo, un centro sanitario que nos permita atender de manera integral el área de salud rural. No sabemos cuándo podremos hacerlo realidad, ya que requiere fondos extras continuados y una logística, tanto material como de personal cualificado de allí, con los que en estos momentos no contamos. Y mientras esto sucede, intentaremos poner en marcha un pequeño dispensario médico, que funcione los meses que estemos en el país, valorando también la posibilidad de conseguir sanitarios que puedan viajar y permanecer en Varela, durante el máximo periodo de tiempo posible.
Y finalmente…Entre mucho trabajo, cansancio, impotencia, dolor y muchas lágrimas, nos envuelve a todos, una fuerte sensación de satisfacción. Porque, ese pequeño parche, finalmente se ha transformado en un montón de casos atendidos a tiempo. Nuestro equipo se trasladó a más de seis aldeas y hemos atendido también en nuestro pequeño dispensario improvisado a casi dos mil personas. Nuestra dentista realizó con éxito, unas 400 extracciones, lo que añade a esta gratificante lista, a muchas personas que ya no tienen ese horroroso dolor de boca…
En la medida de nuestras posibilidades, hemos hecho un gran trabajo, pero aún queda muchísimo por hacer. Seguimos adelante con todo nuestro empeño, esfuerzo y cariño,  para lograr hacer frente a nuestra Caja de Pandora.
 

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