Esta mañana en Kadala, en un rincón de Biriwa, donde no llega la electricidad, y el agua que beben y utilizan es de los ríos o la lluvia, donde no hay pozos; alrededor de 50 preciosos niños comienzan sus andaduras para llegar a ser “letrados”, con letras en sus cabezas; letrados en una zona montañosa donde nadie, nadie, sabe leer ni escribir, donde, del trabajo de Marion y de muchas otras personas, se van a beneficiar varios poblados de alrededor en la misma situación. Ayer, cumpleaños de Joaquín, voluntario ingeniero agrónomo, que anda hace ya un mes por aquí, y yo, llevamos a Marion por la mañana a Katadumbu, las faldas de la montaña de Kadala; nos esperaban habitantes de Kadala con la intención de subir todos los bártulos de Marion y de la escuela, para subir, también, un deseado balón, estábamos felices; Marion la mezclaba con nerviosismo, no deja de ser una chica de “gran aldea”. Los dejamos en Katadumbu y nos fuimos. Me imagino el primer día de escuela de esos enanitos, sin uniforme, con material escolar nuevo y con mucha ilusión de sus padres; en cuanto a los niños, sólo algunos de ellos en esa zona saben lo que es un colegio. Aquí en Kamabai, debemos estar a unas 7 millas, tenemos hasta pre-school.
Un saludo.
Coco