Paseo por Varela y vienen hacia la sede de Miradas un grupo de jóvenes con su representante que quieren que apoyemos su trabajo. Nos explican que forman parte del Consejo Europeo por los derechos de la infancia. Les preguntamos que hacen y nos comentan que, reunirse, alguna fiesta y asambleas con niños de otras aldeas y pueblos… pero… ¿que queréis que cambie?
Ellos dicen… la escuela; Que tengamos derecho a poder tener una escuela mejor, con material escolar y en buenas condiciones,que no tengamos que que trabajar y poder estudiar.
Pero esa plataforma creada en un despacho, se queda tan solo en hablarles de esos derechos , si nada se hace desde la raíz, nada podrá cambiar en siglos. La educación en Guinea es desalentadora, esos fondos europeos que tendrían que llegar para poder cambiar algo, se queda en reuniones de pequeños grupos ,donde todo se queda en una idea pero nada se mueve, solo la rabia de ese niño africano que no tiene derecho ni a lo más básico, como la de nuestra niña Bloinda.
Bloinda tiene 14 años , vive en Varela en la zona de casas con más pobreza, donde en una habitación duermen 8 personas en condiciones insalubles y las mujeres sustentan a sus familias ahumando pescado para su venta.
Bloinda se levanta muy temprano para ir a por leña para ahumar el pescado, hacer la colada, preparar la comida, atender a los más pequeños…no deja de trabajar en todo el día. Su mejor momento es cuando va a la escuela, porque le encanta. Recorre 10km i/v para ir a su escuela pero va feliz, quiere estudiar para conseguir tener mejor futuro y no solo trabajar en el campo como su madre y pasar hambre cuando hay mala cosecha o no hay pescado para vender.
Pero Bloinda desde hace seis meses tiene dificultades para respirar, a veces siente que se ahoga y al final de curso tuvo que abandonar la escuela pues en la mitad del camino se cansaba muchísimo.
Ha ido a Bissau y le han dicho que es bronquitis, el medicamento le mejoró su enfermedad un poco, pero sigue sin encontrarse bien y sigue ahogándose por lo que no pudo volver a la escuela y su padre se plantea que la abandone.
Esos ojos de tristeza al contarnos su dolor, no solo por su enfermedad, que no la deja descansar ni hacer ningún esfuerzo, sino porque ha tenido que renunciar a lo que mas feliz le hacía, que es ir a la escuela. Cada día se tiene que levantar pronto para trabajar y hacer todas las tareas, aunque su enfermedad haga que este débil, ella no tiene apenas descanso, pero solo le puede hacer sonreír poder volver de nuevo a la escuela.
Un simple resfriado en un lugar donde no hay apenas asistencia médica termina muchas veces con desenlaces como el de Bloinda, una bronquitis, una neumonía… Un asmático no tiene modo de atajar su enfermedad y se mueren jóvenes frecuentemente de un ataque por no tener ningún tipo de medicación. La tuberculosis se sigue contagiando, y el humo de secar el pescado es fatal para los pulmones de las personas y de los niños llevando a enfermedades que marcaran para siempre su vida.
Miradas intentará llevar a Bloinda a un buen medico donde con un buen diagnostico la podamos ayudar, pero no solo ella está en esa situación, por ello estamos buscando médicos de España que se vengan con nosotros un tiempo y contratar médicos locales para poder tener en la población un mínimo de asistencia para evitar casos como estos y que ningún niño tenga que dejar la escuela por causa de una enfermedad.
Eso es la lucha por los derechos del niño, no se pueden quedar en un despacho ni en reuniones, hay que ejercer desde la base. La lucha por no privarlos de todos esos derechos tan básicos para otros niños.
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