Un año más, allí me encontraba… emocionada reviviendo todo lo vivido el verano anterior. Emociones que nunca olvidaré… Un comunidad unida, organizada, amable y sobre todo agradecida. Agradecida por nuestro hacer, por nuestras sonrisas y sobre todo agradecidos por estar allí presentes, en su pequeña “Tabanca”.
Este año fuimos a inaugurar una escuela. Su escuela de “Katong”. Una escuela preciosa, limpia, nueva, llena de ilusiones y con muchas ganas de acoger en sus aulas a una multitud de niños y niñas con la esperanza de cambiar el mundo. Si, cambiar el mundo, parece muy ambicioso, pero la educación consigue eso…, o en este caso cambiar la vida de un montón de niños y niñas que podrán disfrutar de ella.
Allí estábamos los voluntarios de “Miradas”, Fernando, con sus entrañables hijos, un placer compartir esos días con vosotros, Ali, creciendo juntas, Arancha, cumpliendo un sueño, Djarga,
coordinador de Miradas, Bocar alegrándonos los días y María y Susana, el motor de todo esto. Todos estábamos un poco nerviosos por lo que pudiera pasar, África es así, y esa comunidad más!! Toda la aldea estaba allí, en la fiesta.
Empezamos el día reconociendo el gran trabajo que hicieron al construir aquella escuela llena de ilusiones. A los trabajadores, profesores, y todo aquel que colaboró para que su escuela fuese una realidad. Les felicitamos y les dimos equipaciones de fútbol para los más jóvenes, lámparas solares, material para profesores… También contamos con la presencia del inspector de educación de la zona de Cacheu. Un hombre cercano y consciente de las dificultades de su gente.
Dimos premios a los mejores alumnos/as, encantados con sus camisetas, zapatillas, lámparas solares…
Las mujeres nos sirvieron la comida, exquisita y hecha con mucho cariño. Nos prepararon la mesa, y nos dieron todo su cariño. Después de comer nos sorprendió una gran tormenta, divina tormenta. Las mujeres se pusieron a bailar bajo la lluvia y nosotras nos unimos a ellas. Qué alegría, qué felicidad, qué emoción!!!
Sí, eso provoca compartir la vida con las personas!!!Nos hicieron un sinfín de regalos, gallinas, plátanos, cabras, mangos… Las niñas bailaron para nosotros y nos adornaron el coche con ramos de arroz, símbolo de lo más preciao para ellos…
En definitiva, una preciosa forma de “Inaugurar una escuela”, su escuela.
Ninguno de los que allí estuvimos podremos olvidar aquellos momentos, aquella comida, aquel baile, aquella tormenta, aquellas personas que se nos han metido en el corazón y que ya, no podemos olvidar. ¡¡MUCHAS GRACIAS!!!
Auxi Blázquez