Acabamos de cerrar un año escolar de lo más raro que hemos tenido en nuestra vida. Un año que ha sido la mitad presencial y la mitad on line. Y, ¿cómo se ha podido hacer así? Pues gracias a todos los maestros y profesores que de un día para otro han cambiado todas sus metodologías y formas de hacer en el aula por un ordenador. Gracias al esfuerzo de todos, profesores y maestros, alumnos y familias, se ha podido salvar un año escolar que todos recordaremos. Esta situación ha sido la que se ha vivido en España, pero ¿cómo la han vivido los alumnos, familias y profesores de Guinea Bissau?
Desde el día 18 de marzo que se declaró el estado de alarma en Guinea Bissau, se cerraron las escuelas, fronteras, comercios, carreteras… una situación muy parecida a la que se vivió en España. Con la diferencia que las necesidades más básicas de esta sociedad no están cubiertas en estado normal, imaginaos con un estado de alarma.
Se esperaban tiempos difíciles y una situación sanitaria de emergencia. Pero pasaron los días, las semanas y los meses, y la situación de emergencia no se provocó por el virus, sino por la falta de alimentos para comer, debido a que los pequeños comerciantes no podían vender sus productos, causando así una situación aún mayor de emergencia.
Las escuelas cerraron y nunca nadie más habló de ellas…. No se habló de que hay muchos niños que hacen su única comida en la escuela y que si no hay escuela no hay comida…
En Miradas al Mundo también tuvimos que cerrar la biblioteca. Allí la posibilidad de “teletrabajar“ es inexistente.
Los niños y niñas, los profesores y familias han estado desamparados durante todo este tiempo. Para algunos niños y niñas, los habituales de nuestra biblioteca, no ha sido así. El profesor de nuestras clases de apoyo, Sidico, se ha organizado para pasar una o dos veces a la semana por sus casas. Ponerles algunos ejercicios de matemáticas y lengua para que no pierdan todo el curso escolar y sigan aprendiendo.
Para el profesor ha sido una gran motivación ver como los niños van mejorando, van aprendiendo y todo con mucha ilusión y con ganas de aprender. Probablemente sea la primera vez que un profesor les ha atendido de forma individual, con cariño y explicándoles la materia hasta que la entendiesen. Relaciones personales que han creado un gran lazo emocional muy fuerte que está favoreciendo mucho más el aprendizaje.
Todos, tanto profesor como alumnos están aprendiendo nuevas formas de hacer. Por un lado el profesor, que no está formado, pero que poco a poco le ha entrado el gusanillo de la enseñanza y la educación y disfruta de sus visitas diarias a sus alumnos y por otro lado los niños y niñas, que a pesar de estar cerradas las escuelas ellos siguen aprendiendo de forma individualizada y más motivados que nunca.
Esta situación seguirá así, hasta que el Gobierno levante el estado de alarma y permita abrir las escuelas. Momento en el que se volverá a abrir nuestra biblioteca y se podrá volver a disfrutar de la compañía unos de otros, de un desayuno en común, pelis, juegos y risas que nos dan las ganas de seguir trabajando en un país con tantas dificultades y con tanta pobreza. Son ellos, los pequeños del país, los que nadie tiene en cuenta y en muchas ocasiones son los grandes olvidados, los que a nosotros, a mí personalmente me dan la fuerza, la energía y la ilusión para seguir ahí, para esforzarme cada día en mejorar su realidad, su futuro y el de las futuras generaciones.
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