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Recuerdo perfectamente lo que sentí la primera vez que me planteé viajar a África como cooperante. Sentí miedo, pero no miedo a lo que me pudiese pasar allí si no miedo a volver y que en mi cerebro se activase algún clic raro que me hiciese volverme loca. Y creo que ha pasado, ha sido así, que me he vuelto loca, pero loca por la vida, loca por África y loca por las personas.
He podido disfrutar de otra realidad, otra realidad tan válida como la que conocía hasta el momento que pisé Guinea Bissau. Obviamente como maestra que soy, lo que más me alucinaba era la pasión con la que niños y adultos se enfrentaban a aprendizajes nuevos, cómo absorbían, cómo deseaban aprender y también cómo lo agradecían. Observamos atónitas como adultos utilizaban un ordenador por primera vez, como comenzaban a manejar el ratón integrado en el ordenador y las horas que podían estar allí, bicheando y curioseando todas las aplicaciones y programas. Las voluntarias que llevábamos ese proyecto acabo estábamos hartas de los ordenadores y ellos no encontraban nunca el fin, solo querían aprender, aprender y aprender.
María Auxiliadora Blázquez, Auxi, la coordinadora del proyecto y mi salvadora, mujer que merece una especial mención no solo porque va a continuar durante todo el próximo curso con el proyecto iniciado de formación de profesores si no porque el universo la puso en mi camino para conocer Miradas al Mundo y llegar hasta Varela este maravilloso mes de julio de 2018 ¡Gracias! Durante los meses anteriores organizando el proyecto, yo la avasallaba con millones de preguntas sobre África. Una vez, a una de mis preguntas me contestó “Y yo pensé que tenía vocación, me río yo de mi vocación” y no entendí muy bien lo que ella quería decir hasta que llegue a las escuelas Katong y de Teñat y conocí a sus profesores, a sus alumnos/as y a sus mujeres.
El día que visitamos Katong para mí fue mágico. Fuimos a Katong a ver la escuela y realizamos juegos y actividades con los niños y niñas de allí, siempre guiando a los profes a introducir nuevas técnicas y métodos para utilizar y crear sus propios recursos y juegos que ayuden a los niños a desarrollar su pensamiento. Cuando nos marchábamos, llegaron las mujeres que terminaban ese día las clases puesto que comenzaba la época de campo. Ya estaba anocheciendo y para poder trabajar utilizaban unas lámparas solares que Miradas al mundo les había proporcionado a estas mujeres luchadoras para permitirse leer y escribir. Al salir de la escuela con los profesores, era de noche, y al mirar el cielo aluciné con su belleza. Sorprendido por mi expresión uno de los profesores me pregunto ¿en España no hay cielo? Claro que tenemos cielo, pero hay tanta luz, tanta contaminación lumínica que no podemos apreciarlo… unos tanto y otros tan poco… ¡un poco de equilibrio mundo, por favor!
                                             
                                                   La foto de la izquierda es la luz que había en el aula, la de la derecha con el flash de la cámara.
 
Increíbles profesores de Teñat, quienes tienen una organización en la escuela que se aprecia a simple vista. Tienen cuadrantes para recoger las aulas y normas de convivencia en la Escuela. Posiblemente sea algo que no os llame la atención, pero en Guinea Bissau clasificar y ordenar es una asignatura pendiente que se debe trabajar para conseguir evolucionar como país. Gracias a ello, la escuela se ve limpia y ordenada porque los alumnos/as con los profesores como guía, la mantienen cuidada.

 
Una de mis mayores aprendizajes ha consistido en valorar la importancia de trabajar en equipo. Es alucinante como aquellas aldeas que tienen un sentido de la comunidad, que cooperan entre sus habitantes tienen una evolución mayor y una mayor organización y con ello, mejor calidad de vida, que se observa en la salud y en la educación.
Maravilloso trabajo el que realiza Miradas al Mundo allí, les da las herramientas y los recursos que la sociedad necesita para permitirles avanzar y evolucionar por ellos mismos. Y en ese trabajo, no me puedo olvidar del árbol de la vida, la Moringa, que además de tener muchísimos valores nutritivos… ¡está rica! Hemos plantado moringa en todos los lugares posible. Aunque la huerta no es mi mayor debilidad, he aprendido muchísimo sobre las propiedades de distintas plantas y me escandalizaba que ellos no supieran de las propiedades de la flora que les rodea, pero… ¡qué atrevida y descarada! si yo tampoco conozco las propiedades de las plantas que me rodean… ¿Por qué ellos sí que deberían conocerlas? Una vez más, gracias a Miradas por hacerles llegar el conocimiento de la horticultura y las propiedades de sus plantas autóctonas tanto para la alimentación como para evitar la desnutrición y prevenir enfermedades.
¿Os dais cuenta? Qué valioso es el conocimiento y la información. Qué valiosa es la educación, ya que es ella la que nos permite avanzar y crecer como seres humanos, a nivel individual, y como sociedad, a nivel global. Aunque este mundo necesita más igualdad y más equidad. ¿Podríamos incluir equidad e igualdad como asignatura en la educación? ¿Podríamos cambiar el concepto de globalización para que llegase más de “lo bueno” a todas las partes del mundo y menos de “lo malo” de la evolución?
Me gustaría terminar citando a Nelson Mandela; “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” ¡Usémosla! ¡Hagámoslo! Pero hagámoslo bonito y hagámoslo bien, por favor.
                  
 
 
 
 
 
 
 
                                                                                                                                                                                                                                               “Otra realidad” por Raquel FMD
 

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