Hoy toca sentarme y contaros el lado desesperanzador de mi viaje, la situación que se está ahora viviendo en todo el país y de manera más crítica en las aldeas del este de Guinea Bissau.
La población de Guinea vive principalmente del cultivo del anacardo, algo de cacahuete y algo de arroz, con lo que se alimentan ellos y a la vez venden para poder comprar otro tipo de alimentos.
Gracias al cultivo del anacardo han comido durante mucho tiempo y además les ha permitido intercambiarlo por sacos de arroz.
Esta “cadena de la vida”, tan esencial y a la vez complicada en Guinea, les ha permitido durante mucho tiempo no pasar hambre.
Pero la parte dura es que por la falta de lluvia, se está viviendo una gran sequía y toda la producción se ha perdido, primero la del arroz, luego la del cacahuete y por último y justo en este mes de abril la de anacardo. Hoy no cuentan con otro modo de subsistir. (El cambio climático del que los paises desarrollados somos culpables, matan cada día a los más débiles).
Mis últimos días en la aldea de Dembanje sentí una gran impotencia. Tenía a mucha gente esperándome durante horas para poder hablar conmigo, para pedirme un saco de arroz, dinero para comprar semillas o hacer un pequeño negocio. Personas que en doce años que llevo trabajando con ellos nunca me habían pedido nada…La necesidad la tenía en la puerta de mi casa y lo peor es que tienen unas dimensiones muy grandes….son muchas familias las que se enfrentan a una situación desesperada este año.
Necesitaba coger aire, solo el pensar en lo que venía se me rompía el corazón, el problema me quita el sueño por las noches, tenemos que actuar, ¿qué podemos hacer por tanta gente, como les podemos ayudar en una situación tan límite?
Compramos sacos de arroz y los repartimos a las familias con más problema, pero eso no es solución. Para un futuro hay que buscar otras alternativas.
Desde Miradas al Mundo nos proponemos evitar la hambruna y la desnutrición iniciando un plan de emergencia que consiste en el reparto de sacos de arroz a las familias con mayor problemática, en concederles microcréditos para pequeños negocios, para poder comprar nuevamente semillas y que la “cadena de la vida” vuelva a fluir.
Pero lo más importante, es frenar la desnutrición, llevando Moringa (planta con alto valor nutricional) a las familias.
La Moringa en polvo se compra a mujeres locales de otras partes del país y se reparte en diferentes aldeas de la zona este de Guinea que es donde más se acusa este problema.
Contratamos agentes de salud comunitaria, para realizar fuertes campañas de sensibilización para que las personas planten moringa en su casa y la consuman como solución ante la falta de otros alimentos.
Necesitamos que nos ayudes a conseguir fondos difundiendo este mensaje y el vídeo entre tus amigos.
TENEMOS QUE EVITAR LA HAMBRUNA, TU GRANITO SALVA VIDAS.
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GRACIAS.