Ya de vuelta de mi estancia en Guinea Bissau durante mes y medio. La palabra que mejor puede definir el viaje y lo que siento es “ESPERANZA”.
En todos estos años trabajando en Guinea me costaba ver un hilo de esperanza ante una población que sufre de malnutrición, que no tiene acceso a la sanidad ni a la educación, que su pobreza es extrema.
Hoy me siento feliz porque empiezo a ver soluciones a esos problemas, soluciones que están en su mano, en su tierra, usando productos locales, con mucho trabajo por nuestra parte de sensibilización, pero con frutos tangibles. Niños sanos, población con más salud, menos enfermedades y todo esto es la piedra angular del desarrollo y el progreso.
¿Cómo vamos a ser capaces de producir este cambio? Introduciendo en la población el uso de productos locales como el trigo negro, la foroba, la cabecera, la mandioca, el sésamo. Complementando esta nutrición con la MORINGA que además de aportar todo lo que necesitan nutricionalmente junto a los otros cultivos, evita y cura enfermedades, consiguiendo una mejora de la salud.
Hemos constatado estos datos en diferentes proyectos y países. Visitamos un proyecto en la zona de Cacheu donde las Hijas de la Caridad producen una papilla con estos productos y llevan años implementando la alimentación de los niños con un cambio en la salud sorprendente.
En la zona de Gabu hay otro proyecto similar al que además a estos productos se le añade miel y sésamo, está pendiente de introducir la moringa y se lo han ofrecido a ONGs que se dedican a la alimentación en las escuelas para sustituir por unas papillas poco saludables que se dan en estos momentos.
También hemos visitado a una asociación de catalanes en Senegal “ Acupuntura Pel Mon” que imparten medicina China con acupuntura y usan entre otras plantas la moringa como producto estrella para curar y prevenir muchas problemas de salud.
Y nos hemos enterado que los chinos en Guinea Bissau andan como locos por poder comprar moringa, a ellos no se les escapa nada.
Este proyecto de cambiar los hábitos nutricionales introduciendo productos mucho más saludables va acompañado de un estudio por nuestra parte de las plantas medicinales locales. Esta formación la estamos recibiendo del curandero reconocido por el Ministerio de Salud de la zona donde trabajamos llamado Santos. Estamos aprendiendo a curar la fiebre, el dolor de dientes, el catarro, los dolores musculares… con todo aquello que ellos tienen a su alcance. Transmitirles esos conocimientos para que no dependan totalmente de una medicina occidental a la que apenas tienen acceso y es muy cara. Los médicos ante la poca profesionalidad les recetan a todos lo mismo produciendo unos problemas en su salud muy graves.
En África las personas empiezan a comprar Ibuprofeno en el mercado para todo, es lo que les enseñamos, con lo cual no los curamos, y las consecuencias de esta venta y consumo de medicamentos sin control es algo muy preocupante.
En resumen, nos ponemos manos a la obra con:
– La sensibilización de la transformación, uso y consumo de la moringa en 20 poblados.
– Introducción de otros productos locales en su alimentación, entre ellos potenciar el uso del sésamo con gran valor nutricional.
– Uso de la medicina local.
– Reparto de moringa a las personas enfermas para su recuperación y a mujeres embarazadas y con bebes lactantes…
Todo un camino lleno de oportunidades y esperanza para por fin poder cambiar la calidad de vida de miles de personas.
María Martínez.