Hace una semana que he regresado de ese rincón tan especial de África. Me acompañó siempre una canción de, Mario San Miguel. Parte de ella resume muy bien lo que siento…
“Detrás de cada persona hay toda una historia y mucho respeto. Hay casi siempre los mismos deseos, distintos caminos, silencios y flores… Detrás de cada persona hay siempre palabras que están repetidas; papá, mamá, la muerte o la vida, el miedo la infancia, amor, mariposas… Detrás de cada persona hay un sol, sonrisas y cientos de lágrimas caídas.
Voy ligero de equipaje tratando de endulzar el viaje, a los que endulzan mi vida”
Me gusta observar, escuchar, tocar, sentir, y vivir a todas estas personas… Son historias de gente sencilla, historias que cuentan dificultad, dolor, esfuerzo, muerte… Pero también están llenas de vida, de amor y de esperanza y siempre dibujan una sonrisa en mi corazón.
A cada paso, nos encontrábamos con su inmenso agradecimiento por la ayuda prestada. Algunas personas, nos miran con los ojos llenos de lágrimas por la emoción, otras sonríen, otras te abrazan y las mujeres bailan de felicidad para mostrar su gratitud… Entones, irremediablemente, me vuelvo a sentir una vez más en deuda con ellos… Porque gracias a todas estas personas, mi mochila regresa llena de energía, vida, emociones, experiencias, amor y calor humano.
Y la rueda sigue girando, y mis ganas y amor por continuar esta cadena se hacen cada vez más fuerte.
Aunque hace más de de doce años que llegué allí por primera vez, sus gentes, sus rostros y sus palabras siguen grabándose en mi piel y en mi recuerdo para siempre.
Así que solo me queda decirles GRACIAS POR LO COMPARTIDO, GRACIAS POR LO VIVIDO
Susana
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