En Guinea Bissau llega la noche a las siete de la tarde y si no nos acompaña la luna todo se vuelve muy oscuro. Ni apenas en las ciudades hay luz si no es con generadores imaginaros la situación de las aldeas en las que trabajamos.
Las personas se ayudan de linternas de pilas que además de ser de muy mala calidad y costar muy caras contaminan muchísimo. Cuando no hay dinero para una linterna utilizan velas, el uso de las velas provoca en ocasiones fatídicos accidentes al ser las casas de paja, por lo que es algo bastante peligroso.
¿Podemos cerrar los ojos e imaginarnos vivir sin luz tan solo un día? Realmente es algo difícil de imaginar pero con lo que vivimos en Guinea día a día.
Si algo puede ser de gran ayuda es una lampara solar como las que Miradas al Mundo lleva repartiendo durante cinco años. Hasta ahora se han repartido 800 lámparas solares y seguimos repartiendo debido al gran servicio que esta lámpara ofrece a toda la familia.
Las lámparas se les entrega a las mujeres para que puedan estudiar por las noches, a todas esas mujeres que como unas campeonas se acercan a la escuela a las ocho de la tarde, por caminos muy oscuros.
Estas lamparas les ayudan a estudiar, poder cocinar por la noche y realizar las tareas domesticas, poder estudiar sus hijos cuando ellas no lo necesiten y ahorrar porque no tienen que comprar velas ni linternas.
También repartimos las lamparas entre los jóvenes que demuestran mas interés en los estudios para que puedan estudiar por la noche.
Otras muchas lámparas se reparten a muchas mujeres mayores que viven solas en sus casas, que apenas ven y que se tienen que levantar por la noche a oscuras con el peligro que eso conlleva.
La lámpara solar se ha vuelto un referente en la zona donde trabajamos y la vida de muchas familias ha cambiado pudiendo realizar un montón de actividades con facilidad gracias a poder tener luz de noche.